Cada jamón es un mundo. Y a la hora de asumir la tarea de alcanzar los estándares más altos de calidad, el papel de nuestros maestros jamoneros es fundamental. Antes de que cada Jamón Castro y González llegue hasta ti, se encargan de evaluar minuciosamente cada pieza para comprobar que estamos ofreciéndote siempre lo mejor de nuestras dehesas. Admiran su forma fina y estilizada, la textura untuosa de su grasa y, por supuesto, la prueba de fuego: su inconfundible aroma. ¿Estás listo para conocer todos los secretos para calar un jamón?
Una técnica solo apta para olfatos entrenados
A través de un proceso de calado, los maestros jamoneros Castro y González evalúan las propiedades organolépticas de cada una de nuestras joyas y determinan si el jamón cumple con nuestros estándares de calidad y se encuentra en su punto óptimo de curación.
Ayudándose de una cala, una herramienta alargada de aproximadamente 12 centímetros de largo, penetran el jamón en tres puntos estratégicos y luego la olfatean para dar su veredicto. Una vez hecho esto, se cubre el orificio con grasa para evitar la entrada de agentes externos.
Como ves, si bien la cala es un elemento fundamental, el verdadero protagonismo lo tiene el sentido del olfato de nuestros expertos, capaces de interpretar cada nota.
Aromas valiosos, cargados de información
Cuando hablamos de un Jamón de Bellota 100% Ibérico Castro y González, el aroma más prominente será a frutos secos y nos transportará directamente a nuestras dehesas. Caracterizado por notas complejas y balanceadas, este aroma evidencia la equilibrada alimentación de nuestros cochinos y las propiedades de las bellotas impactadas en la fibra del animal.
Por otro lado, las notas más intensas y complejas son un indicador de que el proceso de curación está llegando a su fin. Las notas dulces, en cambio, nos ayudan a determinar que el jamón ha alcanzado el punto justo de sal. ¿Te imaginabas que una técnica tan tradicional como calar un jamón podía aportarnos tanta información?