Nos quedan escasos quince días para que se dé el pistoletazo de salida a esa época en la que regalamos y nos regalan, consumimos, comemos más de la cuenta y, además, nos regalamos algún capricho gastronómico. Y el Jamón Ibérico, junto con los vinos y caldos son la estrella de la mesa, y de los regalos de cortesía y de amistad.
Pero cuando adquirimos un Jamón Ibérico, ¿sabemos diferenciarlo, o nos dejamos llevar solo por el precio?. Si lo que queremos es quedar bien, debemos conocer el producto que regalamos.
Los Jamones Ibéricos como los de Castro y Gonzáles cuenta con una visión determinada, unas vetas de grasa entrelazada con la carne que le da un aspecto característico y que permite diferenciarlo a primera vista de un jamón serrano, un jamón blanco o cualquier otro elaborado del cerdo curado y que se consume en otras latitudes.
Pero diferenciar entre un ibérico y un jamón blanco es, aparentemente, fácil. Digamos que es como reconocer un Vega Sicilia frente a un vino embotellado en cartón.
Pero para diferenciar entre Jamón Ibérico de Bellota y otros elaborados también exquisitos debemos contar con otros matices y otros consejos.
¿Precio o consejo?
Podemos tratar de acertar por el precio. Y podemos encontrar una oscilación entre los 50 y los 70 euros por kilo, pero ahí siempre tendremos la duda de si, efectivamente hemos comprado un Jamón Ibérico de Bellota, o un sucedáneo que quiere pasar “gato por liebre”.
Para Castro y González una buena manera de acertar es aceptar el consejo de las personas que están al otro lado del mostrador. Charcuteros o tenderos, en el sentido clásico de la palabra. Señores con establecimientos que conocen cada producto que venden, su origen y su forma de elaboración. Se trata de poder conversar con la persona que conocer el producto y explicarle para qué queremos nuestro jamón. Para regalar, para nosotros, para agasajar, pero siempre para disfrutar.
En este sentido Castro y González confía plenamente en su red de distribuidores y en sus clientes finales que ofrecen los productos de la familia gracias a la seguridad de recomendar un producto homogéneo, de alta calidad y siempre asegurando que son ibéricos de bellota. Los distribuidores de Castro y González son parte de la cadena de valor del producto, ya que tratan al cliente final como parte de la familia, como una pieza indispensable para transmitir, desde la dehesa el sabor, el aroma y la filosofía de elaborar un auténtico Jamón Ibérico de Bellota.
¿Regalo de la pieza entera o en porciones?
A la hora de regalar Jamón Ibérico de Bellota también debemos estar seguro de que quien reciba el regalo hará un uso óptimo del producto. Se trata de un producto con un coste elevado y lo último que querríamos es que se desperdiciara.
Así que puede ser un buen regalo ofrecer sobres de Jamón Ibérico de Bellota, cortado a mano, listo para consumir, después de unos minutos para su aireación.
Gracias a los sobres de 80 o 100 gramos podemos llevar todo el sabor de la dehesa sin miedo a que una mano inexperta destroce una pata ibérica.
En Castro y González conocedores de que son muchas las casas donde gusta el sabor del producto, pero no hay un experto cortador, ha preparado para estas navidades unos estuches especiales que ofrecen esta solución.
Se trata de un variado surtido de posibilidades donde se puede elegir cofres con Jamón, Chorizo o Salchichón Ibérico de Bellota, cortado a mano y listo para regalar, y sobre todo, para consumir.
Así, junto a la pieza entera, en un estuchado de lujo para la ocasión, la familia Castro y González propone poder saborear todo el aroma de la dehesa, el sabor impregnado en la carne de la bellota y la textura de una carne firme que ha transitado por los montes de Salamanca.