Cuando nos iniciamos en el mundo del jamón lógicamente llega el momento de enfrentarse al corte del mismo.
Como todavía no estamos duchos en este menester, lo primero que hacemos queriendo ir sobre seguro, es desestimar las partes más difíciles de corte no aprovechando la carne que está pegada a los huesos.
Para resolver este pequeño problema lo aconsejable es, con ayuda de un cuchillo corto hacer un corte ya de entrada alrededor del hueso, así conseguiremos separar la carne. No hace falta que sea un corte muy profundo, lo suficiente como para que cuando estemos loncheando al estar desprendida del hueso salga una loncha perfecta, apurando hasta el rincón que previamente hemos despegado del hueso, además de ayudarnos a mantener un corte más uniforme.
Esto lo podemos hacer con todos los huesos y en cualquier posición de la pieza, siempre adaptándonos al corte lógico de las lascas.
Del jamón se puede aprovechar prácticamente todo, sólo es cuestión de invertir un poco más de tiempo en cortar la carne pegada al hueso y de acceso más complicado, cortándola en tiras o a taquitos, ya que se pueden utilizar para elaborar distintas recetas. Y como no, el hueso nos servirá para preparar un caldo estupendo.
Como sacarle más provecho a tu jamón o paleta
