Un corte de digestión se llama a la interrupción del proceso de la digestión.
¿Cuándo puede pasar esto? Normalmente suele pasar cuando el cuerpo sufre un cambio brusco de temperatura. Empecemos diciendo que durante todo el proceso de la digestión, el estómago necesita gran cantidad de oxígeno y no tiene otro remedio que tomarlo de los vasos sanguíneos.
Por esa razón, cuando estamos haciendo la digestión, los vasos del aparato digestivo se dilatan para favorecer el proceso. Como consecuencia de ello, otras zonas del cuerpo como puede ser el cerebro, reciben una cantidad menor de sangre.
Por el hecho de sumergir la cabeza en el agua, la frecuencia cardíaca disminuye bruscamente y se produce la contracción de los vasos sanguíneos más superficiales (de la piel sobre todo) para que el cerebro tenga un aporte preferencial de sangre y así intentar mantener la temperatura. A esto también se le llama reflejo de inmersión. Cuánto más fría esté el agua y más elevada la temperatura corporal, mayor es el reflejo de inmersión, puesto que otra de las finalidades del reflejo es conservar la temperatura del sujeto. Al contraer los vasos sanguíneos de la piel, la transferencia de calor se minimiza.
Si estamos en el proceso de digestión pues, es ésta la que tiene preferencia del aporte de sangre y por eso hay más oxígeno en el estómago, y el cuerpo o el cerebro dilata suficientemente los vasos sanguíneos para mantener la temperatura.
Esto puede originar mareos, vómitos e incluso pérdida del conocimiento. En resumen, si en el proceso de la digestión el cuerpo entra en contacto brusco con bajas temperaturas, como por ejemplo tirarnos a la piscina con agua fría, el cuerpo tratará de mantener la temperatura a toda costa y para eso la sangre se verá obligada a repartirse por todo el cuerpo para contrarrestar la pérdida de calor bajando la intensidad de la frecuencia cardíaca.