Según los expertos en nutrición hay dos épocas al año donde los excesos gastronómicos se disparan. Una época es la Navidad, con sus comidas familiares, reuniones sociales y platos pesados. Todo ello aderezado de dulce, exceso de alcohol y muchos días de celebraciones.
El otro periodo de excesos es el verano, o las vacaciones en general. En los días de descanso de los meses más calurosos, las rutinas alimenticias saltan por los aires y dejamos de lado los rituales saludables.
El hecho de salir más, de viajar, ayuda a buscar nuevos sabores y una sensación de relajación que encontramos en comidas diferentes.
Proponemos una serie de recomendaciones para que esos momentos de esparcimiento y de libertad de horarios no se vuelvan en nuestra contra:
1.- No hay que abusar del alcohol. Está claro que las tardes son más largas y podemos empezar con una caña de cerveza, seguir con un vino y terminar con unas copas. Lo mejor, alternar días donde depuremos con aguas, zumos de frutas, infusiones depurativas.
2.- Más deporte. Resulta que cuando más tiempo libre tenemos, menos deporte practicamos. Las excusas de que hace calor o de que no hay posibilidad de encajarlo en el horario de la familia son eso… excusas. Buscar un par de horas en una semana de vacaciones no puede resultar tan difícil, y no se trata de correr o de nadar para competir. Simplemente salir a caminar o pasear durante una hora nos servirá para que el cuerpo mantenga cierto tono muscular.
3.- Beber mucha agua: esta recomendación es válida para todo el año, pero en estos meses sin disciplina, resulta fundamental para que nuestro organismo esté bien hidratado.
4.- Elegir platos cocinados de la manera más sencilla. Gazpacho, salmorejo, ensaladas, evitando las salsas pesadas, platos a la plancha o al vapor. Fiambres ligeros como el Jamón Ibérico de Castro y González. Estos platos nos refrescarán y evitarán que hagamos digestiones pesadas y largas. Así que nos permitirán mantener nuestra actividad veraniega.
5.- Disfrutar del verano: sí es una recomendación que hacemos desde aquí. Disfrutar del buen tiempo. Si por cuestiones de agenda, debemos trabajar, se puede disfrutar de las ciudades casi vacías, de locales exclusivos que en todas las ciudades permanecen abiertos para los que se quedan. Incluso de veladas con los compañeros de trabajo que, como nosotros, sufren los rigores del verano. Si estamos de vacaciones disfrutar de lo que tengamos a mano, de la montaña, de la playa, de la familia, de una tapa de jamón, de un paseo… disfrutar, comer, beber…