Saber interpretar el color del vino nos indicará cuáles son las propiedades del caldo y por ende su sabor.
En el caso del vino blanco esta tarea se vuelve quizá un poco más complicada debido a los sensibles matices en cuanto a la apreciación de los colores se refiere, como por ejemplo la intensidad del color en sí y la luz. Entre los tipos, familias o marcas de vino que nos sirven de referencia están como ejemplo el Pinot, Sauvignon, Chenin, y Semillion.
Pero haciendo un pequeño resumen empezaremos por clasificarlos de una manera más generalizada:
Aromáticos, blancos con cuerpo y blancos ligeros
Los blancos aromáticos. Por definición predomina su aroma, por eso es el más fácil de reconocer más que por su color. Seguro que reconocemos el licoroso moscatel.
El Sauvignon blanc se elabora con una uva muy particular y controvertida. Tiene un aroma acentuado de fruta tropical y sabor ácido y fresco.
El Gewürztraminer, como su nombre nos indica proviene de Alemania y se caracteriza por su aroma intenso y sumamente floral.
Tenemos también el Albariño, vino adorado por quien no le gusta una complejidad en los aromas, de hecho se le considera un vino semi-aromático. Esta cualidad o falta de cualidades, lo convierten en un vino para muchos muy apreciado.
Los blancos secos con cuerpo, son los que su fermentación es con crianza en barrica y que pueden tener más consistencia en boca que muchos tintos jóvenes. A la vista, la intensidad de su color dependerá del tiempo pasado en barrica variando del amarillo intenso al dorado. Y en aroma se distinguen las frutas de hueso y pepita como el melocotón, la manzana y el albaricoque.
Tienen mucho cuerpo, entre ellos están Chardonnay, Verdejo, Viura y Malvar.
Vinos ligeros:
Este tipo de vino está guardando cierto equilibrio entre los otras dos definiciones. El mejor ejemplo de este tipo de blanco es el Rueda. Elaborados mediante mezcla de distintos tipos de uva acaban aportándose y enriqueciéndose siempre con ese equilibrio característico pero siempre sin acentuarse.
Con esta modesta guía ya se puede ir probando e intentando poner en su sitio a estos caldos blancos sabiendo quién es quién.
El color del vino II – Blanco
