Un estudio realizado en Holanda sobre la vida social del cerdo y su vida en grupo desvela cómo afecta esto a la calidad el jamón ibérico.
Los animales que habitan la dehesa en época de montanera son seleccionados para producir la mejor carne comprobando su certificación, la genética que heredan, la pureza de su raza y en definitiva su naturaleza inscritas en el árbol genealógico de cerdos ibéricos puros. Estos cerdos viven casi en total libertad en el campo y se unen en grupos de hasta unos cincuenta individuos. Este colectivo tiene, como todos los demás, ciertas reglas ya que existe una interacción y competitividad por la prioridad hacia las hembras, su jerarquía, diferencias de edad, la competencia a la hora de alimentarse y otros roles. Esto genera roces entre ellos y provocan algunas veces distintos enfrentamientos que pueden ser motivo de estrés continuado, de manera que puede afectar a los azúcares imprescindibles para ganar peso e infiltrar la grasa con el ejercicio.
El estudio dice que el cerdo menos conflictivo crecerá más rápido y engordará de una manera más natural ganando en calidad y rentabilidad. Por esto, se propone detectar a los cerdos que son más sociables para reunirlos en grupos afines para mejorar su química social y añadir esta condición que hoy en día no está tomada en cuenta.Por lo tanto, esto confirma de alguna manera que la producción en este país es y ha sido la correcta, ya que desde hace cientos de años se viene dando el dejar a los animales que campen a sus anchas. En el caso de los cerdos de Castro y González, cada animal transita tranquilo por un espacio equivalente al de dos campos de fútbol, unos diez mil metros cuadrados, lo que viene a ser una hectárea.