El mejor jamón de bellota Castro y González se inspira en la naturaleza. Es el resultado de la cruza de los mejores ejemplares, de los recursos que la tierra pone a disposición en la dehesa y del aroma a campo. Y, por supuesto, de las manos que controlan y potencian cada matiz.
Para los que hacemos Castro y González, cada fase es un desafío por exaltar los sabores y aromas de nuestra tierra. Por eso, quienes nos esmeramos por elaborar el mejor jamón ibérico de Guijuelo buscamos la excelencia también en nuestros secaderos naturales.
La ubicación, el punto de partida para elaborar el mejor jamón de bellota
Nuestras instalaciones se ubican en la localidad de Guijuelo, entre la Sierra de Francia y la de Gredos. A más de 1.100 metros sobre el nivel del mar, esta ubicación ofrece un clima frío, seco y de temperatura uniforme. Unas características que nos permiten trabajar con bajos niveles de sal y exaltar los sabores de nuestra tierra.
El reflejo de la ubicación en nuestros productos es tal que nos hemos aventurado a experimentar combinaciones insólitas. Este es el caso de nuestra línea Fusión.
Un reflejo de la naturaleza
Sabemos que la única manera de ser fieles a los sabores de la naturaleza (y de expresarle nuestra gratitud) es mediante un proceso artesanal y sostenible. Por eso, curamos nuestros productos de forma natural, sin procesos de climatización artificial, para reducir el impacto ambiental al mínimo. Ese es nuestro legado y nuestro compromiso.
Abrir y cerrar ventanas: Una tarea tan simple como vital
Cada minuto, durante las 24 horas al día, los 365 días del año, hay un profesional dedicado única y exclusivamente a abrir y cerrar ventanas. Porque sabemos que para obtener el jamón de bellota Castro y González hace falta poner el cuerpo: Hay que estar pendientes del tiempo y sus fluctuaciones constantes, de la temperatura y la humedad, y tomar decisiones prestando atención a cada detalle para cuidar la evolución de cada pieza.