Llegan las fechas navideñas y con ellas uno de los mejores momentos para degustar unas lonchas de jamón ibérico. Y es que, esta conclusión no es aleatoria. Tenemos buenas razones para llegar hasta esta máxima.
La primera de ellas es porque la Navidad o las fiestas navideñas que abarcan un numeroso abanico de posibilidades en cuanto a comidas y cenas se refiere, es un momento especial. Y un manjar y delicia tan sensible y exquisita como el ibérico, no se puede consumir de cualquier forma, necesitamos un momento especial, pausado y relajado para poderlo degustar con la tranquilidad que se merece.
Por otra parte, las Navidades o más concretamente los meses de diciembre y enero, son ideales para ello porque una cena o comida navideña, se da en el interior de las casas, y estas, aunque nos hallemos en pleno estación invernal, y en cualquiera de los rincones de España, suele estar, aun con calefacción, entre unos 20 y 22 grados de temperatura.
Esta temperatura es ideal para su degustación, porque si el ambiente es más elevado el ibérico no tendrá el sabor que tiene que tener. Por el contrario, si la temperatura es más baja el aceite oleico no lo vamos a encontrar de forma líquida y por tanto, en estado puro.
La tercera característica que hace de estas fechas el momento adecuado para una degustación de ibérico es que se trata de un alimento tan especial, cuidado y mimado para dar lo mejor de la naturaleza que es necesario que se deguste en la mejor compañía. Y qué mejor compañía que la de la familia más cercana para, a parte de salud y paladar, amenizarla con largas conversaciones, confesiones, alegrías y buenas noticias.
Además, en este tipo de comidas y cenas caseras, las mesas se engalanan, se disfruta de una comida pausada y sobre todo del sabor. Es en estas fechas donde nos permitimos pequeños placeres para el paladar y obtenemos el relax que merece un producto único, desterrando las prisas.
Pero, además hay otra razón más que hace de este momento el oportuno y es que se trata de un alimento muy saludable y que, en su medida, nos va a permitir contribuir a una dieta equilibrada y alejarnos de otros alimentos característicos de las navidades pero que son perjudiciales para personas con diabetes, con un elevado nivel de ácido úrico o con otras dolencias.
Y es que el jamón ibérico de bellota contiene una alta concentración de ácidos grasos monoinsaturados, con tasas de ácido oleico del 55%, cuyo origen se encuentra en las bellotas que comen estos animales y que contribuye a aumentar la tasa de colesterol bueno y ayuda a reducir el malo en sangre. Así que, por qué no contar con él como protagonista en nuestras mesas navideñas?.