Hasta hace poco se creía que el jamón ibérico de bellota contenía exceso de grasa, no era cardio-saludable y por supuesto subía el colesterol, por ello debía ser excluido de nuestra dieta habitual. Hay que desterrar estas opiniones ya que esto no ocurre en el caso del jamón ibérico.
El jamón ibérico posee un alto contenido en hierro que además es de fácil absorción y contiene zinc, que ayuda a oxigenar la sangre, además es un elemento que no se puede “guardar” en nuestro cuerpo por lo que hay que consumir alimentos que lo contengan de una manera habitual.
El jamón ibérico aparte de estar buenísimo, es muy digestivo porque es pobre en colágeno y esto hace que nuestro aparato digestivo degrade los aminoácidos con mayor facilidad.
La grasa que contiene el jamón ibérico favorece el colesterol bueno y reduce el malo debido a que contiene acido oleico, que de todos es conocido por sus efectos cardiosaludables.
Además el jamón ibérico es una fuente de proteínas de alta calidad muy superiores a las vegetales y que son imprescindibles para el desarrollo muscular. Es una de las razones por las cuales se recomienda en la dieta del deportista.
Se han llevado a cabo multitud de estudios e investigaciones en torno al jamón ibérico de bellota y la primera conclusión en la que todos los expertos coinciden es que es distinto al resto de jamones en cuanto a propiedades nutricionales.
Todas y cada una de esta propiedades nutricionales convierten a jamón ibérico de bellota en un producto base de la dieta mediterránea que consumido habitualmente, con regularidad pero sin excesos. solo hace que aportarnos beneficios, los cuales nos harán mantener una vida mucho más sana, equilibrada y saludable. Todo son virtudes en torno a este preciado alimento gourmet reconocido ya en todo el mundo.