El mundo del jamón es vasto. Sin embargo, hay piezas que destacan por encima del resto, y el Jamón de Bellota Castro y González es, sin duda, una de ellas. A continuación, un breve viaje a través de las singularidades que lo convierten en un manjar inigualable.
Procedencia: la dehesa
La base de cualquier gran jamón es, sin duda, su origen. Castro y González se enorgullece de criar a sus mejores cerdos ibéricos en la dehesa, una tierra ancestral rica en recursos naturales que poseen las condiciones ideales para que desplieguen todo su esplendor. Estos animales pastan libremente, alimentándose de bellotas durante la montanera, lo que les proporciona una dieta rica y natural que influye directamente en el sabor y untuosidad del producto final.
El arte de la curación: tradición y paciencia
El proceso de curación del Jamón Castro y González es una danza delicada entre tiempo, clima y técnica. En Castro y González, este ritual artesanal se ha perfeccionado a través de las generaciones. Cada jamón se cura en secaderos naturales, en medio de un paisaje increíble y a la merced de las condiciones climáticas.
Luego, se almacena en bodegas propias, garantizando un control riguroso de cada etapa del proceso abriendo y cerrando ventanas como lo hacía el abuelo Aurelio. Te lo prometemos, ¡el resultado final bien vale la dedicación!
Singularidad en sabor: un regalo para el paladar
Todo el cuidado en la crianza y curación culmina en un producto de sabor excepcional. El Jamón de Bellota Castro y González se distingue por un perfil de sabor profundo, con matices dulces y un claro regusto a frutos secos. Su textura, suave y fundente, deja una sensación sedosa en el paladar que es difícil de olvidar y que invita a degustar una y otra vez.
En definitiva, el Jamón de Bellota Castro y González es la culminación de la tradición, pasión y maestría en el arte de hacer jamón. Una joya gastronómica que se diferencia claramente de otros jamones por su inconfundible sabor y calidad superior. ¿Ya lo has probado?