Según la medicina tradicional china, nuestro cuerpo tiene más de 2000 puntos conectados entre sí que generan un flujo de energía. Cuando este flujo se interrumpe aparecen algunas enfermedades. Con la acupuntura, se trata de estimular estos puntos estratégicamente mediante la inserción de agujas en capas superficiales de la piel para aliviar un amplio abanico de patologías.
Esta técnica es milenaria por lo que a estas alturas existen mapas que marcan los puntos reflejos que conectan las distintas partes de nuestro cuerpo. Para llegar a un diagnóstico es necesario ser totalmente sinceros con una serie de preguntas que pueden llegar a parecer un interrogatorio, también se observan con precisión la lengua y el pulso, a la vez que el aspecto general del cuerpo.
La Medicina Tradicional China, y por tanto la acupuntura, es sobre todo una medicina preventiva. Antiguamente los médicos chinos cobraban por mantener sano a su paciente, si el paciente enfermaba dejaban de cobrar su salario.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a la acupuntura como complemento eficaz para un variado espectro de enfermedades, incluso en algunos casos para poder reducir la ingesta de fármacos.
La eficacia de la acupuntura en oriente es admitida y no se le pone en duda. En Europa existen más de quince mil acupuntores y en EEUU se contabilizan alrededor de doce mil licencias. Lo cual quiere decir que existe un creciente interés de los enfermos por acceder a las terapias alternativas y demandan su integración en los sistemas públicos de salud, aunque al mismo tiempo exige que se garantice su seguridad y eficacia.
En España, la situación de la medicina complementaria o alternativa se define entre «el entusiasmo crítico y el escepticismo no informado». Las tres investigaciones que analizan la eficacia de la acupuntura se han publicado casi simultáneamente en diferentes revistas científicas, lo cual revela el creciente interés de la medicina occidental y por ende a este tipo de terapia llamada acupuntura.
Existe otra terapia alternativa que se basa en los mismos principios, se llama digitoterapia. En este caso se sustituyen las agujas por una presión adecuada con los dedos.