No, no nos referimos a la manzanilla que hace menos pesada nuestras digestiones, sino a ese vino gaditano aromatizado por su cercanía al mar. Este vino se cría en las bodegas de Sanlúcar de Barrameda y con denominación de origen con el mismo nombre desde 1964.
El sabor de este vino es muy particular, suave al paladar y muy seco, con 15 grados de alcohol.
Después del fino, es el vino más consumido en los eventos de Andalucía.
Tiene la curiosidad que la manzanilla en jerez se convierte en el fino que es el mismo que se convertirá lentamente en manzanilla en Sanlúcar. Y según el libro «La Manzanilla Historia y Cultura de las bodegas de Sanlúcar» autoría de Ana María Gómez Díaz, es la ubicación geográfica y su finura en el clima lo que hace que éste sea el más fino de los finos.
En Jerez se pierde la flor en verano pero en Sanlúcar se mantiene durante todo el año.
Se desconoce dónde y cuándo se descubrió este caldo pero sí que se generalizó su consumo en la ciudad de Cádiz. Es posible según este mismo libro que el descubrimiento se produjese de una manera accidental, es decir, al extraerse el vino de la bota y no reponerse con cierta rapidez variase el sabor del siguiente vino, esto claro, debido a la proliferación de las levaduras “velo de flor” y dando sus particulares sabores.
A finales del Siglo XVIII y principios del XIX se puso de moda obligando a los profesionales que lo fabricaban a mejorar las técnicas que lo conformaban y mejorándolo sustancialmente, consolidando definitivamente este actual descubrimiento vinícola.
La manzanilla… el fino del mar.
