Diversos trabajos de investigación han demostrado que la degeneración ocular suele aparecer durante la adolescencia, pero que conforme se van cumpliendo años aumenta la posibilidad de adquirir nuevos trastornos debido al envejecimiento.
Este tipo de problemas no se desarrollan poco a poco si no a lo largo de los años, mucho antes de que aparezcan los síntomas, por eso es importante actuar pronto.
Estamos sometidos diariamente a la luz solar, a los radicales libres, a la televisión, a la pantalla de los ordenadores… son demasiados estímulos que sobrecargan nuestra visión.
En este momento es cuando necesitamos un extra de nutrientes que cubran esta necesidad.
Son sustancias que el cuerpo no fabrica pero están en los alimentos, aunque también se pueden adquirir en la farmacia en distintos formatos.
El efecto beneficioso de los arándanos es de todos conocido por su contenido en antocianina que activa y mejora la microcirculación de la retina, estabilizando los finos vasos sanguíneos de los ojos y mejorando el transporte de oxígeno y nutrientes. Las antocianinas son un potente antioxidante también.
La betacarotina es transformada por nuestro organismo en vitamina A, vitamina fundamental para la visión. La falta de esta vitamina produce cambios en la composición viva de la lente ocular y pueden acabar desarrollándose distintas enfermedades.
Estudios recientes afirman que la vitamina A combinada con el cinc, oligoelemento que se encuentra en el jamón ibérico, aumenta la función de esta vitamina repercutiendo en la facultad de visión. El selenio y la vitamina E cubren la necesidad de antioxidante frente a los radicales libres y la vitamina B2, también presente en el jamón ibérico y que favorece el metabolismo energético y tiene un efecto positivo sobre los nervios oculares, según estudios contrastados por Karl Baumgätner defensor de la salud y el bienestar, apoyado en su estudio sobre las sustancias naturales y tradicionales y el legado escrito de ellas durante cientos de años.