El cerdo, de todos es sabido, es el animal del cual se utiliza absolutamente todo y que además todo lo que nos ofrece se convierte en un manjar si se conoce la manera adecuada de tratarlo.
En la grasa de un jamón ibérico Castro y González, y más si es de bellota, es donde se concentran los sabores. La grasa ha de ser limpia, sin partes rancias, la amarilla hay que apartarla. Es la blanca o con un pequeño toque rosáceo la que tendremos que elegir.
Teniendo esto claro, ¿cómo aprovechamos esta grasa?
Una de las maneras más rápidas es poniendo la grasa en un recipiente de cristal y metiéndolo en el microondas a media potencia durante unos minutos hasta que se funda, después la reservamos en otro recipiente. Este proceso lo repetiremos otra vez más consiguiendo así una grasa líquida con un sabor a jamón excepcional.
Si decidimos hacerlo al fuego lo ideal es añadir en una cazuela 500 grs. de esta suculenta grasa, 300 grs. de AOVE y 100 ml. de agua. Cuando termine de evaporarse el agua obtendremos el llamado aceite de jamón.
Para utilizar esta grasa o aceite de jamón tenemos algunas ideas como lo son: Añadirla a unos huevos fritos o a un filete de cerdo así como también resulta muy sabrosa para enriquecer los purés sustituyendo la mantequilla. De una manera más sencilla, sólo habría que untar en unas tostadas con o sin jamón y con un poquito de tomate.
Solamente hay que pensar en la grasa como un complemento, o pensar dónde pondríais aceite de oliva usando el aceite de jamón para conseguir un sabor “ibérico” casi en cualquier plato.